La princesa lo decía,
que no sería de otro modo,
que sólo se casaría
con quien trajera el tesoro.
Juan Sin Miedo, entusiasmado,
se fue al castillo encantado
lleno de brujas moradas
de greñas reborujadas.
Quiso un fantasma asustarlo,
Juan volteó pa’ saludarlo.
El fantasma no sabía
que Juan miedo no tenía.
Cenó Juan entre fantasmas
una sabrosa lasaña.
Después, a dormir tranquilo,
aunque la cama hacía ruidos.
Juan, contento, se decía:
“¡qué noche más divertida!”,
pues la cama en que dormía
daba vueltas y reía.
JaJa
Las brujas le regalaron,
pues valiente lo encontraron
los tesoros escondidos
de este encantado castillo.
La princesa y Juan se casaron
y a todo el reino el tesoro regalaron
Tan Tan.
Letra y música: Antonio Paoli y Eugenio Paoli